abril 26, 2014

“El cambio es la única cosa inmutable”. Manuel Amat.

“El cambio es la única cosa inmutable”  Arthur Schopenhauer.

Y es cierto, vivimos sometidos a constantes cambios.

Durante estos años nos hemos cansado de escuchar que la palabra crisis no era sino un cambio.

Hemos oído una y mil veces hablar de cambio de ciclo económico, cambio en el sistema financiero, cambio en el modelo político, cambio en los modelos de familia, cambio en las preferencias de los consumidores, cambio en los modelos de negocio, cambio en el estado del bienestar.

Tanto cambio ha provocado, de una forma u otra, un cambio en nuestra concepción del mundo y de las relaciones personales y profesionales.

Inevitablemente parece que estos 7 últimos años nos han cambiado un poco a todos.

Podríamos decir que nos hemos visto sometidos a un entrenamiento permanente al cambio.

Tal vez la conclusión a todo ello, es que ahora estamos más entrenados al cambio. Sabemos localizarlos, e incluso anticiparnos a ellos. Predisponernos a los cambios emocionales que nos pueden producir, y a preparar nuevos escenarios en los que convivir con ellos.

Me parece un buen momento para que analicemos otro modelo de cambio, y este este es el cambio en las personas. Es un buen momento para que analicemos las fases por las que pasamos en cada uno de los cambios que afectan a nuestra vida.

Conocer estas fases nos permitirá vivir los cambios como un proceso natural. Analizar las emociones que nos provocan para superar aquellas que nos parecen negativas y recrearnos en las que nos aportan entusiasmo hacia ese cambio que llega a nuestras vidas.

Tengo que echar mano a mi memoria y recordar estas 7 fases que en cierta ocasión escuche en una interesantísima entrevista a Sergio Fernandez que es el promotor de un Master de emprendedores y promotor del Instituto del pensamiento positivo. 

A ver si las recuerdo todas:

1.- La primera de esas fases es el presentimiento. Intuimos que un cambio se va a producir de un momento a otro. la emoción que despierta en nosotros es la preocupación. ¿Que aporta pre-ocuparse de algo? Personalmente creo que no aporta nada. Tal vez sería una buena idea dejar de preocuparnos de todo aquello en lo que no podemos influir y tal vez así podamos poner el foco en lo importante; en lo que si podemos influir. Ocuparnos de ser felices y hacer un poco más felices a los que nos rodean, a los que queremos, a los que nos necesitan. Esto nos permitirá vivir en paz.

2.- La segunda fase es el shock. Cuando inevitablemente ese cambio llega a nuestras vidas, nos produce un shock que despertará una emoción de miedo, de incertidumbre. ¿Qué pasará a partir de ahora?. para ello es conveniente ver las cosas desde el amor, en vez de verlo desde el miedo. Un bien consejo es ver la vida como un campo de aprendizaje permanente. Incluso cuando ese cambio supone algo negativo para nuestras vidas, debemos preguntarnos; ¡genial! ¿qué puedo aprender de esto?. Cuando vemos el cambio desde esta perspectiva se dislumbra un mundo de posibilidades.

3.- La tercera es la resistencia al cambio, y la emoción que despierta es el enfado, la irritación, el anclaje a lo anterior. La solución pasaría por aceptación de que nos podemos equivocar. Tomar consciencia de que nos podemos permitir equivocarnos.

4.- La aceptación racional al cambio. La emoción que suele despertar en nosotros es la frustración. ¿Cómo cambiarla?. Creo que la mejor forma de hacerlo es poniéndolo todo en duda. La vida es lo que nos queda por vivir, y aceptar el cambio nos permite comenzar cada día siendo lo que es; un nuevo día que vale la pena vivir.

5.- La quinta fase es la aceptación emocional de ese cambio. Cuando aceptamos emocionalmente ese cambio, la emoción que aparece ya no es de incertidumbre sino de nostalgia. La nostalgia bien llevada no es negativa sino que positiva porque nos ayuda copiar ciertos modelos del pasado para construir un nuevo modelo para el presente y sobre todo para el futuro.

6.- La sexta es la apertura al presente. Ya lo hemos integrado todo en nosotros y entonces la emoción que aparece es el entusiasmo. Somos creadores de nuestra vida, y pasamos a diseñar ese nuevo escenario que nos supone el cambio. Es el momento de establecer nuevos objetivos y compartirlos con los demás.

7.- La séptima y última fase sería la integración que despierta la emoción de la confianza. 

Todas estas fases guardan en común algo que para mi es muy importante, y es la comunicación con nosotros mismos y con los demás. Vivimos constantemente comunicándonos con nosotros mismos; incluso en sueños no dejamos de comunicarnos a nosotros mismos.

Todo esta en la comunicación interna. Cualquiera de estas fases pasan por realizar una comunicación positiva con nuestro interior.

¿Estas atent@? .

Manuel Amat

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